Simulación energética: probar, prevenir y optimizar

La simulación energética es una herramienta indispensable y mundialmente recomendada para quien desee construir un nuevo edificio sustentable o modificarlo para que así lo sea. Permite el ahorro de energía y un funcionamiento eficiente del edificio. A su vez, es un requisito obligatorio para alcanzar una certificación ambiental, como lo es, por ejemplo,el certificado LEED que otorga el US Green Building Council.

Algunos de los objetivos de la simulación energética son la investigación de nuevas estrategias para la construcción en la obra analizada, la evaluación opciones de diseño más convenientes, la verificación de que se cumpla con la normativa vigente y el análisis económico que determine el impacto de las medidas de conservación.

¿Cómo se realiza este proceso? La simulación energética de edificios es un análisis que se recomienda comenzar en la etapa de anteproyecto, realizado por un experto en la materia.

Los planos del edificio se cargan, en un modelo 3D, en la forma más detallada posible en un software, homologado por el USGB, junto con los datos del manejo y flujo energético. La información entregada al experto, para obtener resultados fidedignos, debe ser precisa.

Estos cálculos permiten controlar cómo accionará a futuro el edificio, teniendo en cuenta variables de clima, sistemas y habitabilidad, así como los elementos que lo compondrán, sus materiales y formas.

A través de complejos cálculos, con esta información, el sistema analizará durante las 8,700 horas que contiene el año y detectará cuáles son los métodos más eficientes para reducir el consumo energético en el edificio.

Además, permitirá evaluar otros factores como la temperatura e iluminación ideal del edificio (para mayor confort y salubridad de quienes lo habitarán o utilizarán), la protección que la construcción deberá tener (aislamiento técnico, tipo de cristales, etc.), el aprovechamiento de la luz y de la ventilación natural, etc.

De este modo, de ser necesario, se podrán realizar significativos cambios en el proyecto, que permitirán aprovechar al máximo los recursos y reducir costos. Si bien el análisis tiene un costo, su precisión técnica significará un ahorro presente y futuro.
Puede realizarse tanto un ahorro inicial, por ejemplo, planificando cómo se colocaran los equipos de aire acondicionado, como un ahorro a largo plazo, traducido en un menor consumo de energía.

Si bien la simulación energética es una herramienta utilizada en la etapa de diseño, también se pueden utilizar sistemas que permiten analizar el manejo de la energía en edificios existentes.

Esto conlleva a realizar las modificaciones específicas necesarias para optimizar cada edificio. Cuanto más antiguo sea el edificio, más probable es que se encuentren fallas por desgaste y por una menor cultura de conservación de la energía al ser construido. Su rediseño o los arreglos pertinentes permitirán futuros ahorros y un funcionamiento más eficiente.

Como análisis adicional, existe también la termografía del edificio. Es un excelente complemento para la simulación energética. Permite diagnosticar, en edificios existentes, a través de las pérdidas de calor, fisuras, humedad o filtraciones de aire.

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